Observados
desde la altura, los Andes ecuatorianos despliegan un collage de colores, como
si la naturaleza hubiese tejido sobre ellos su propio tapiz. Una mirada más
cercana, en cambio, nos revela que este sorprendente panorama no es sólo una
expresión de la naturaleza, sino también resultado del trabajo del hombre.
En las
cumbres andinas, el sol de la tarde cubre extensas áreas de páramos prístinos,
mientras que más abajo, en los valles, ilumina campos de maíz, cebada, trigo y
quinua, tiñéndolos de reflejos dorados, ámbar, lila y amatista que cambian al
paso de las inconstantes nubes. En los Andes, tierras de eternos juegos de
luces y sombras, naturaleza y actividad humana, no existe un día que se parezca
al otro.
Considerada
la región más importante de Ecuador y llamada comúnmente la Sierra, es la más
visitada de todo el país. Su gran diversidad natural y cultural abarca páramos,
bosques nublados, lagos, volcanes activos, termas, mercados indígenas,
ciudades, pueblos y haciendas coloniales.
No
es casualidad que esta región cuente con la industria turística más
desarrollada de Ecuador, la cual ofrece toda clase de alojamientos, opciones
culinarias, oportunidades de compras y festivales culturales, todos fácilmente
accesibles desde Quito, la capital.
Además de
todo lo anterior, están las ciudades de Quito, Otavalo y Baños, consideradas
como mecas de los viajeros, no sólo de la Sierra sino de todo el Ecuador. Estas
ciudades ofrecen una infraestructura turística muy desarrollada, por lo que es
posible encontrar en ellas una amplia selección de restaurantes, hoteles
y Actividades en general que realizar.
El visitante podrá elegir entre una suite de lujo en una hacienda de 400 años
de antigüedad y un hostal para mochileros por $5 dólares la noche; entre cenar
pizza vegetariana una noche y a la siguiente, cuy asado!
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